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El cine siempre ha tenido la cualidad de llegarnos de una forma muy intensa y sorprendente, provocándonos en muchos casos una gran admiración. A través de las películas hemos podido conocer mundos fantásticos que son imposibles de visitar de otra forma, y hemos aprendido también mucho sobre las relaciones y la vida que nos rodea. Y es que el cine es una forma de arte, y como tal, también nos ayuda a entender mucho mejor todo lo que hay a nuestro alrededor, canalizando nuestros sentimientos y experiencias. Sin embargo, jamás debemos olvidar que, al fin y al cabo, todo en el cine es ficción, y está claro que no tenemos que creer a pies juntillas lo que se nos cuenta en la gran pantalla. Muchas veces, las historias medianamente realistas son exageradas, en busca de un efecto mucho más impactante y sorprendente para el espectador. Incluso aquellas películas que aseguran basarse en hechos reales luego llevan esos mismos hechos mucho más allá.

Cuando se plasma la historia de una secta u organización secreta en el cine, siempre se suele hacer de la misma forma. El director o el guionista trabaja con algunos arquetipos, incluso estereotipos, que el público general ya domina sobre estos temas. El hecho de que sean organizaciones clandestinas y peligrosas, que aparentemente ayudan a la gente, pero que solo buscan captarlas para suprimir su voluntad. Todas ellas están lideradas por una persona con delirios de grandeza, usualmente con mucho carisma, y con una ambición desmedida. Es por ello que este tipo de historias siempre suelen dar buen resultado, ya que tienen todos los ingredientes para crear un gran guion. Muchas de estas producciones son luego tildadas de poco realistas por el gran público, que no es capaz de creer las atrocidades que se ven en pantalla. Sin embargo, para sorpresa de muchos, la realidad suele superar a la ficción también en estos temas, y lo que parece imposible en la pantalla se queda realmente corto. Las sectas sexuales han vuelto a ponerse de moda en los últimos tiempos, y su existencia, todavía negada por muchos, es más que evidente todavía a día de hoy.  

Grupos muy cerrados

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Una de las características comunes a todos estos grupos es que son tremendamente cerrados, pero de cara al público muestran una actitud muy amable y abierta. Es una dicotomía difícil de entender al principio, pero imprescindible para el éxito de este tipo de organizaciones. Necesitan captar a nuevos miembros constantemente para seguir creciendo, o suplir simplemente a quienes logran escapar de sus garras.

Todo es muy progresivo, y casi sin darse cuenta, la persona captada pasa de estar encantada con ese nuevo grupo que la apoya, a verse atrapada en su estructura, dependiendo de ellos. Suele ser un sistema muy jerarquizado en el que incluso hay grupos más pequeños dentro de la propia secta, que guarda información relevante. Una vez dentro del todo es complicado salir porque el grupo ya ha conseguido desposeerte de tus propios pensamientos, de tu voluntad. Quedas a su merced.  

Un líder espiritual con poder absoluto

Todos estos grupos están liderados por una persona con aires casi mesiánicos. Por más que se insista, desde el principio, en la igualdad de todos los miembros, en la idea de “comunidad” frente al individualismo, no cuesta darnos cuenta de que hay una persona que lo maneja todo. Ya sea de forma pública o en la sombra, como líder autoproclamado o simplemente como gestor de las actividades u organizados de los eventos. Ese líder tienda a ser también espiritual, a buscar una conexión emocional con los demás, donde la lógica se deja a un lado, por motivos obvios. En las sectas no se busca que la gente piense, que reflexione, ya que eso sería peligroso para ellos. Lo que se intenta es conectar con las personas con carencias de cariño, amor o amistad, para llenar ese hueco y convencerles para que formen parte del grupo.

El líder suele ser una persona carismática, con don de gentes y de palabra, capaz de convencer fácilmente a los demás, especialmente si están en una situación de vulnerabilidad. Conoce trucos de manipulación psicológica sutil y puede hacerse pasar por una persona abierta, sociable y amigable, cuando lo único que intenta es separar a sus víctimas de su entorno para que así sea más fácil convencerlas. El líder de las sectas sexuales suele ser un hombre, aunque también hay mujeres que están llegando a ese puesto de poder. Evidentemente, el atractivo sexual de este líder también potencia su presencia y ayuda a que tanto hombres como mujeres decidan entrar en el grupo, aunque el sexo no sea el principal motivo para hacerlo.  

Abusos y explotación sexual

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Las sectas sexuales nunca exponen esta imagen como algo público, por supuesto. Se muestran como grupos de apoyo, espirituales, con unos intereses muy elevados tanto filosóficos como morales. Son grupos que ofrecen ayuda a personas en situaciones complicadas, utilizando precisamente ese gancho del apoyo y la empatía para engatusarles. Las intenciones ocultas del líder de estas sectas siempre tienden a lo sexual y lo económico. En todos estos grupos se piden voluntades dinerarias a sus miembros para mantener la estructura de la organización. Es algo que muchos aceptan sin rechistar porque entienden que el propio grupo les está ofreciendo una ayuda impagable. En el tema del sexo, la situación es mucho más sutil, pero siempre se acaba dando, de una u otra manera.

El atractivo del líder provoca que muchas mujeres y hombres terminen accediendo a mantener relaciones con él, incluso deseándolo fervientemente. En muchos casos, las mujeres de la organización también deben ofrecer sus cuerpos a otros miembros que el líder designa. Se suelen llevar a cabo orgías sexuales revestidas de rituales espirituales, de conexión entre miembros. Lo usual es que no se obligue directamente a nadie a tener sexo, pero sí se les coacciona con chantaje emocional y con amenazas. Igualmente, los abusos suelen ser comunes en estas organizaciones, aunque son invisibilizados por la propia jerarquía del grupo, o tenidos en cuenta como algo “normal”. Esto hace que poco a poco, la evidente barrera que supone el consentimiento se vaya resquebrajando cada vez más.  

Casos que se siguen dando hoy en día

Cuando vemos este tipo de sectas en las películas pensamos que es algo que solo ocurre en la ficción, o como mucho, hace unas décadas. Sin embargo, las noticias sobre estos grupos suelen ser habituales en medios de todo el mundo, incluso a nivel internacional.

La actriz Allison Mack, célebre por aparecer en la serie Smalville, saltó de nuevo a la actualidad hace unos años por su pertenencia a la oscura secta NXIVM, donde se encargaba de captar a chicas para explotarlas luego sexualmente con los miembros del propio grupo. En España y Francia también se han destapado casos de falsos grupos espirituales que terminaban siendo sectas sexuales en toda regla. Es algo mucho más habitual de lo que podríamos imaginarnos, y todavía a día de hoy se siguen dando muchos casos de este tipo en todo el mundo.